domingo, 10 de octubre de 2021

"El alma tiene el hocico muy fino"

Algunos trozos de la trascripción de la tertulia política de Agustín García Calvo del 5 de enero del 2011.

[...] Por eso es por lo que, naturalmente, esta rebelión, este hacer del hablar que aquí nos traemos, no puede provenir de la persona de uno de ninguna manera, no puede provenir de su alma, del alma o personalidad de uno, sino de algo que hay a pesar de todo en nosotros, gracias a que no estamos del todo bien hechos y cerrados, y que no mira a ningún futuro, pero no aguanta las mentiras mientras puede todavía hablar y decirles NO. Así de simple es la cuestión, salvo lo que vosotros veáis, lo que vosotros me hagáis sentir también. De momento se trata de eso: una parte de nosotros, la parte de arriba, “el alma” digamos, con ese término anticuado (la persona, la personalidad, o “el yo” sobre todo, con ese artículo mortífero que a mí se me pone cuando se habla de “el yo” y de “mi yo”, puede comprenderse tranquilamente en este término anticuado: el alma), el alma es, de por sí, obediente, contentadiza, le han enseñado un límite, que es el Futuro (“Te vas a morir mañana”), ha aceptado, el alma ha aceptado esto, es parte de la fe —¿no?—, es parte de la fe esto, “Te vas a morir mañana”, y de ahí se desprende todo lo demás, y por tanto no es de ahí de donde se puede esperar que venga nada contra el Orden, contra la mentira. Lo que pasa es que el alma, al alma le pasa... como le decía aquel maestro de obras que una vez le estaba haciendo a Isabel una casa (lo decía del agua): el alma también tiene el jocico muy fino (lo decía él del agua y de los males que hacía). El alma tiene el hocico muy fino, es decir, que naturalmente se va colando por todo el resto, y puede llegar a hacer las cosas más corporales que podáis imaginar, tanto en el plano de la enfermedad como en cualquier otro plano: de eso tenéis todos esperiencia. Lo que suele llamarse “enfermedades” es tal vez el ejemplo más claro de cómo el alma tiene un hocico muy fino y se cala hasta lo más hondo. Cualquiera de las contradicciones y aflicciones que son propias del alma de uno (porque no puede menos de tenerla, puesto que se nos hace vivir en la mentira, y viviendo en la mentira no se puede tener más que eso), cualquiera de esas aflicciones, contradicciones y conflictos del alma, se puede colar al hígado, a los riñones, a la punta de los pies y a cualquier sitio, y producir los efectos que todo el mundo conoce y que la medicina trata de curar (siempre mal, porque la toma por el medio, la toma cuando ya el alma se ha colado y ha hecho su mal, y por tanto ya en general es siempre muy tarde, muy tarde: no se parte de intentar matar la muerte, que estaba arriba), pero así es, y yo creo que podéis, sin necesidad de sacar más ejemplos, partir de éste de la enfermedad para entender lo que aquí se está diciendo.

De manera que el alma es obediente, y carga por tanto con todos los conflictos que una mentira trae consigo, se los traga, los compone, mal que bien, con unas cuantas ideas que se hace para ir tirando hasta que llega el cumplimiento de la promesa, la muerte, de la que nacía todo, ¿no? No es de ahí. Y del cuerpo sólo puede partir algo de esta repugnancia contra la mentira, esta rebelión contra la mentira que la Realidad nos impone, cuando no está del todo enfermo. Si está penetrado, como he mostrado, por el alma, que lo penetra todo, tampoco del cuerpo puede venir nada nuevo. De manera que nuestra única confianza, lo que aquí nos mueve, es que el proceso ése de imposición de la mentira, de los ideales, de las verdades, sobre la Realidad, no está terminado nunca, ni en general, ni en cada una de las cosas, ni en cada uno de nosotros: no está terminado nunca; nunca se acaba de estar perfectamente enfermo, obediente, sumiso, creyente; nunca se consigue del todo. Esto ya lo hemos recordado varias veces, está demostrado: por los medios tienen que predicaros la Realidad todos los días. ¿Por qué? ¿Por qué tienen que desarrollar cada vez más Televisión y más cosas por el estilo para contaros cada día cómo es la Realidad, la futura y la pasada, da lo mismo, toda? Pues porque no están del todo nunca seguros de que la Fe se ha cumplido y de que os lo creéis de verdad del todo. De manera que esta misma necesidad de la renovación de la información os da el testimonio más inmediato que puede ayudar en esta confianza de que nada está hecho del todo, nunca, que siempre quedan residuos, y es de eso, de lo que nos queda de (no lo llamaré ya “cuerpo” que es como lo llama el alma), lo que nos queda de cosa, no del todo sometida, más o menos desconocida, es de ahí de donde puede venir esta rebelión y este juego que aquí nos traemos de decir ahora No a las mentiras que nos están diciendo Sí. Sólo de ahí. De manera que, si tiráis por este camino, si tiráis por el mal camino, dad gracias de que no estáis bien hechos del todo. Bueno, con esto me voy a callar. Hay bastante para que hayan surgido, supongo, muchas protestas o curiosidades o lo que sea, que permitan que os oiga hablar un poco de cualquiera de las cosas que he ido sacando. [...]

- Yo venía esta tarde a hablar del gato de Schrödinger, que parece ser que es un gato que está dentro de una caja, hay una espita que libera un gas tóxico, y como la caja está cerrada, no se sabe si el gato está muerto o está vivo. Parece que esto plantea una paradoja a la Física Clásica, imposible de resolver. Pero me interesa más, si me permites, y sin querer cambiar el tema, el tema de la enfermedad, el cómo el Poder utiliza la enfermedad para acojonar a todo el pueblo, para introducir la Muerte como una amenaza (la amenaza de muerte es lo peor), y precisamente hoy ha fallecido mi madre, y bueno, pues da mucho que pensar. Yo te quería agradecer todo lo que nos has enseñado. De todo lo que nos has enseñado, yo creo que he aprendido muy poco, porque no consigo asimilarlo, pero, investigando un poco sobre los nombres de la Muerte, y como tú eres el mejor etimólogo que conozco y seguramente que el mejor de toda la historia, porque el “que yo conozco” no es mucho decir, entonces te quería preguntar: esta frasecita que ponen al final de un historial médico, que dice exitus letalis, cuando investigas sobre la palabra ‘exitus’ parece ser que significa ‘salida’ y ‘letalis’ pues ‘salida por muerte’. De momento y hasta hoy la muerte, aunque sea tan temida y tan odiada, pues es la única solución conocida a todo tipo de enfermedades; entonces, quería saber, ya para concretar, y siendo éste el tema sobre todo, que me parece que es utilizada la enfermedad y la muerte como una amenaza para someter a la gente, si exitum tiene que ver algo con ‘éxito’, que tanto nos gusta a todos el éxito, si la raíz, digamos, es la misma.

A.- Exitus. Es la misma palabra, sí. El gato de Schrödinger lo hemos usado aquí. Si tienes curiosidad, a través de estas copias que ha ido haciendo Teresa y los amigos, podrás encontrarlo (alguna vez lo estuvimos usando de una manera muy pertinente). Te acompaño, te acompañamos en el sentimiento, como suele decirse; y respecto a lo del exitus, es efectivamente ‘salida’, no quiere decir más que eso. Se ve que, cuando los médicos han decidido añadir letalis, es que exitus, que ya se usaba como eufemismo (también los latinos decían obitus, otra vez con la misma raíz del verbo ‘ir’, ob-itus, con otro prefijo), valía para eso, pero, por si había equívoco, han añadido ese adjetivo letalis que ya encierra un nombre muy curioso, segundo nombre de la muerte en latín, que es letum, aparte de mors mortis.

Y lo importante: no es la simple amenaza de la muerte, es la declaración de la muerte futura lo que nos imbuye la fe, la fe en que las cosas son como está mandado que sean, sin más; y entre ellas, en el caso de la enfermedad, la cosa se vuelve flagrante: te han hecho creer en el cuerpo, en el cuerpo ya denominado por el alma, te han enseñado, los médicos han aprendido a tratar los órganos uno tras otro y todo eso; y esto, efectivamente, está hecho para proteger del descubrimiento (un sicoanálisis verdaderamente despiadado iría por ahí), el descubrimiento de los conflictos del alma de los que nacen todas esas enfermedades. Te distraen; lo mismo que te distraen con la compra y la venta de cosas que ya no son cosas porque son productos de venta del Capital, te distraen con las enfermedades, y es una distracción tremebunda. Los medios están llenos de eso, y las conversaciones familiares están a veces más llenas todavía de enfermedad, y se habla con los términos más o menos médicos, es decir, que está sirviendo para proteger de otros descubrimientos y sirviendo para mantener la fe en lo que está mandado, esa fe en la que todo nace de la promesa del futuro, la muerte real, que es la que nunca está aquí, la que nunca está aquí; para cada uno es futura, más o menos inminente, y cuando de uno se dice que se cumple, ése ya no está, él ya no está, él ya pertenece al pasado, se ha dado el trance ese de trasformación de lo futuro en lo pasado de que antes hablábamos. [...]


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