Artículo de Virginia, 4 de octubre del 2021.
Anoche me contaba un amigo el engaño mil veces repetido: que la cosa
iba a menos, que no salía tanto en las noticias, y que se iba a pasar. ¡Hay
que ser ingenuo! Pero ¿es eso ingenuidad o es verdadera voluntad de no
enterarse de lo que con toda claridad está pasando a nuestro alrededor, que
es la remodelación del Régimen de administración de muerte por abolición de
lo poco que quedara de tratos corrientes con la gente y con las cosas, en
un afán delirante de conocer el ser y posición de cada partícula social en
todo momento para detectar cada peligro en tiempo real y eliminarlo de
inmediato? Estas remodelaciones, cuando se dan de esta manera tan rápida y
brutal, no pueden producirse, al parecer, sin acumular multitud de muertes:
como los muertos de las guerras y como, en este caso, los muertos por covid
en residencias y hospitales y luego los muertos y lisiados de las vacunas.
"Por covid" quiere decir "por el régimen de administración de muerte en su
forma covid": quiere decir, como ya hemos dicho en más de una ocasión, que,
aparte de los que hayan muerto de cualquier otra cosa y hayan recibido la
etiqueta covid, a los otros los han matado. Los ha matado el régimen de
administración de muerte con sus "medidas" anticovid. De entre ellas, las
peores no han sido las sedaciones multitudinarias de viejos en las
residencias, los protocolos criminales en los hospitales, la desatención de
los enfermos, los encierros, cuarentenas y aislamientos: la peor de todas
las "medidas", la más mortífera, ha sido la campaña de terror informativo
por todos los medios de formación de masas de individuos idiotizados y
sumisos. La gente se ha muerto de covid porque les han mandado morirse de
covid. Con ayuda, por supuesto, de las pruebas, las sedaciones, las
intubaciones, los cócteles de medicamentos, las órdenes de no reanimar, de
no atender, de no derivar, con ayuda del aislamiento y el encierro, pero lo
principal, lo primero, ha sido el terrorismo de los estados y demás
instituciones de la administración de muerte: así que puede decirse con
toda propiedad que los muertos de covid han muerto por la idea y que son
caídos por la patria: por eso les hacen homenajes y epitafios públicos
dedicatorios como antaño se les hacían a los soldados. Y luego, con las
vacunas, lo mismo pero al revés.
Hay que ser muy creyente en la separación entre cuerpo y alma, entre
materia y espíritu o como la queráis llamar, para no darse cuenta de que lo
que ha matado y mata es la repetición constante por todos los medios de la
amenaza de muerte a los súbditos televidentes. Pero eso no basta: para que
la Verdad sea una y sola hay que eliminar lo demás por todos los medios de
censura directa e indirecta que venimos padeciendo de forma intensificada
desde hace más de año y medio.
Y si lo que ha enfermado y enferma, si lo que ha matado y mata es la
propagación masiva de la Idea, lo único que puede ---no diremos algo tan
abstracto como salvar vidas---, lo único que puede ser bueno para la salud
y la vida es la negación de la Idea. No hay tal virus, no hay tal
enfermedad, no hay necesidad ninguna de Dinero, Ciencia ni Estados que
vengan a salvarnos de la escasez, la enfermedad y la catástrofe, porque
vivos y sanos y buenos ya estamos, y ricos ya somos, y nunca nunca podremos
hacer nada para estarlo y serlo mañana. A cada día con su bien le basta.
Este intento de ataque, de negación activa de la muerte administrada,
es lo que lleva haciendo desde hace año y medio el blog "Contra el encierro
de la gente" que el Régimen de la Verdad y el Bien absolutos acaba de
eliminar de Su Red Universal de Propagación de Mentiras. Por muchas dudas
que provoque esto de hacer la guerra por esa vía, desde aquí abajo no puede
más que agradecerse el empeño y lo limpio del empeño: luz que medra en la
noche, más espesa / hace la sombra, y más durable acaso. Pero citemos los
sonetos enteros, porque vienen al caso, no sin antes pedir a los que lean
estas letras que mando que por favor las discutan, que pidan referencias,
que nieguen lo que digo si no les cuadra, lo que sea. Entretanto, ahí van
los sonetos que tantos tienen en la memoria, por si releyéndolos reviven
ahora en el recuerdo y vuelven a hablar y a hacer algo:
I
Enorgullécete de tu fracaso,
que sugiere lo limpio de la empresa:
luz que medra en la noche, más espesa
hace la sombra, y más durable acaso.
No quiso Dios que dieras ese paso,
y ya del solo intento bien le pesa;
que tropezaras y cayeras, ésa
es justicia de Dios: no le hagas caso.
¿Por lo que triunfo y lo que logro, ciego,
me nombras y me amas?: yo me niego,
y en ese espejo no me reconozco.
Yo soy el acto de quebrar la esencia:
yo soy el que no soy. Yo no conozco
más modo de virtud que la impotencia.
y II
Pero no cejes; porque no se sabe
cuándo pierde el amor, dónde la tierra
volteando camina, ni qué encierra
mensaje del que nadie tiene clave.
Pues el Libro Mayor (y eso es lo grave)
del Debe y el Haber nunca se cierra,
y acaso acierte el que con tino yerra;
ni es nada el mundo hasta que el mundo acabe.
Si te dicen que Dios es infinito,
di que entonces no es; y si finito,
que lo demuestre pués y que concluya.
Pero no hay Dios ni hay Ley que a contradanza
no se pueda bailar. Tu muerte es tuya.
Tu no saber es toda tu esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario